Habilidades terapéuticas: Generar apertura y receptividad para la intervención

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Habilidades terapéuticas: Generar apertura y receptividad para la intervención

Habilidades terapéuticas: Generar apertura y receptividad para la intervención

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Hace unos años impartí una formación para médicos y enfermeras sobre cómo humanizar la atención a los pacientes, y comenzaba contando el siguiente chiste:Resulta que Jesucristo se reencarna en un médico de cabecera y estando en la consulta le dice al siguiente paciente que pase. Al ver que está en silla de ruedas, se acerca y sin decir nada pone sus manos sobre las piernas, sale un resplandor y dice “levántate y anda”. El paciente comienza a hablar “es que yo…”, y Jesucristo insiste “levántate y anda”. El paciente entonces lo intenta y descubre que puede levantarse y andar. “Al salir dígale al siguiente que pase”. Cuando el paciente sale, le pregunta uno que está fuera “¿Qué tal el nuevo?” ”Pse, ni me ha mirado”.

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A menudo el humor expresa condensada una idea en la que podemos reconocernos o reconocer nuestra propia vida. El paciente del chiste recuperó su capacidad de andar, pero no se sintió bien tratado. Si el “tratamiento” hubiera requerido alguna acción por su parte, probablemente no la habría llevado a cabo. En otro ejemplo humorístico:

  • Hombre Fernando, ¿qué tal? ¿cómo vas con el psicólogo aquel?
  • Bueno, me dijo que para estar bien tenía que cambiar.
  • ¿Y lo hiciste?
  • Sí, cambié de psicólogo.

Ambos ejemplos hablan de situaciones donde el intento de llevar a cabo tratamiento choca con la necesidad del paciente no sólo del propio tratamiento, sino de ciertas condiciones necesarias para que la terapia funcione o el paciente se implique y realice su parte de la misma. Realmente el mejor la mejor de las técnicas o tratamientos no funcionará en absoluto si no es en el marco de receptividad que proporciona la relación terapéutica, el estado mental y las condiciones de consolidación. Veamos estos tres aspectos fundamentales para la receptividad:

 

Relación terapéutica

Generalmente las personas no le cuentan su intimidad, escuchan con atención y/o se dejan influir por el primero que pasa. Se requiere una relación personal para que una persona se implique. Se trata de un nivel general, que se establece sobretodo en la primera sesión, pero se mantiene a lo largo de todo el tratamiento. Equivale al proceso de arar la tierra para que la semilla encuentre un contexto receptivo en el cual comenzar a crecer.

Establecer una relación terapéutica es una condición previa y necesaria para posibilitar la terapia. Quizá quienes más énfasis han hecho en el establecimiento de la relación terapéutica o alianza terapéutica han sido los terapeutas humanistas. Carl Rogers establecía unas condiciones necesarias y suficientes para que la terapia funcionase. Son las actitudes de empatía, aceptación incondicional y autenticidad. Otros terapeutas (como Carkhuff) han considerado que dichas condiciones pueden no ser suficientes, pero hay un acuerdo prácticamente generalizado en que son al menos necesarias.

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Entre otras cosas, la alianza terapéutica permite que la figura del terapeuta sea emocionalmente significativa, condición necesaria para el aprendizaje por modelado o vicario, como lo describe Albert Bandura. Es decir que aprendemos de aquellos que nos son emocionalmente relevantes o aquellos con quienes nos identificamos.

También está el aspecto de reparentalización propio de la terapia como lo describen autores como Jeffrey Young. Mediante la relación terapéutica se produce una oportunidad de experimentar un cuidado reparador de relaciones deficientes o ausentes durante la infancia que favorece el desarrollo de nuevas respuestas y patrones cognitivos, emocionales y conductuales.

Además, la relación terapéutica proporciona un contexto de apego seguro donde llevar a cabo la mentalización, es decir entrenar y enseñar a reconocer y manejar las propias emociones y sentimientos, así como su dinámica.

La relación terapéutica es la forma más amplia de apertura, se crea y mantiene en toda la terapia.

Estado mental

La relación terapéutica se refiere a un nivel general, necesario para poder hacer terapia. Además de ese nivel hay aspectos de la receptividad que se manifiestan de forma más puntual o específica. Se trata de generar receptividad aumentada para la aplicación de una técnica o la realización de una intervención mediante emoción, comunicación, etc.

Milton Erickson era posiblemente el mayor experto en generar un estado de apertura antes de realizar una intervención, ya fuera ésta una técnica o una idea a transmitir. Jeffrey Zeig lo describe como el  “gift wrapping” o “envolver el regalo” para asegurarse de que la persona lo desenvuelve y le llega. Las técnicas típicas de Erickson (y otros terapeutas) para generar estados mentales de apertura son la hipnosis, la sorpresa, la confusión, el storytelling, la generación de tensión o expectativa, etc. Todas ellas comparten el enfocar la atención del paciente y favorecen que la intervención sea más eficaz. Cuando se trata de intervenciones con un componente metafórico o simbólico, estos estados de apertura permiten suspender el juicio racional y procesar desde lo emocional, desde el hemisferio derecho que facilita su eficacia y su relevancia emocional. También permite que una idea propuesta pueda no ser inmediatamente descartada por creencias limitante previas y se llegue a procesar como una posibilidad capaz de generar nuevos patrones de emoción, cognición o conducta.

El estado mental es una forma de apertura específica y propia de un momento concreto. Se establece para intensificar el efecto de una intervención del tipo que sea.

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Condiciones de consolidación

El agricultor planta, la semilla crece, arraiga y se desarrolla después. De la misma manera, las intervenciones tienen un desarrollo en el que el cambio se consolida y se expresa en diferentes aspectos de la vida de la persona, mediante la generalización. Se puede favorecer la consolidación y generalización si las intervenciones se llevan a cabo mediante formas de apertura que incluyen el convertir el mensaje en el tipo de aprendizajes significativos fáciles de recordar e integrar por parte del cerebro. Hacer la intervención memorable y emocionalmente significativo facilita su recuerdo, integración y generalización. Aquí es donde la utilización (en el sentido de adaptar y personalizar de forma exhaustiva la intervención), el Storytelling, la intensidad emocional de las experiencias y otras habilidades permiten favorecer la consolidación.

La consolidación se favorece para que el cambio o el aprendizaje derivado de una intervención se integre y generalice posteriormente.

En conclusión, la apertura se presenta como una condición básica para la terapia. Es esencial en su forma general de relación terapéutica para posibilitar la terapia, es extremadamente útil generando estados mentales que intensifican la eficacia de las intervenciones y permite favoreciendo la consolidación que los cambios y aprendizajes se integren y generalicen.

Como tantas otras habilidades, generar apertura en estos tres aspectos es algo indicado en cualquier orientación y puede aprenderse, entrenarse y perfeccionarse como una importante habilidad del terapeuta.

Bibliografía

Bruno Giordani. La relación de ayuda: de Rogers a Carkhuff. Desclee de Brouwer.

Albert Bandura. Aprendizaje social y desarrollo de la personalidad. Alianza Universidad.

Jeffrey Young y Janet S. Klosko. Terapia De Esquemas. Guía Práctica. Desclee de Brouwer.

Teresa Robles. Terapia cortada a la medida: un seminario ericksoniano con Jeffrey K. Zeig. Alom editores.

By | 2017-09-20T10:20:09+00:00 Marzo 4th, 2017|Sin categoría|0 Comments

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