Home/Sin categoría/Trastornos de conducta alimentaria: Relacionarse con la parte sana. Cómo transmitir este principio a padres y familiares.
Trastornos de conducta alimentaria: Relacionarse con la parte sana. Cómo transmitir este principio a padres y familiares.

Trastornos de conducta alimentaria: Relacionarse con la parte sana. Cómo transmitir este principio a padres y familiares.

0

Quisiera hacer énfasis en que estas indicaciones se encuadran en un tratamiento dirigido por especialistas, preferiblemente en equipo y con experiencia en el campo de tratamiento de las personas con trastornos de conducta alimentaria (TCAs en adelante). Las posteriores indicaciones pueden ser no sólo desaconsejables, sino también peligrosas si no se suscriben en el marco de una psicoterapia con una supervisión de la paciente por parte de profesionales. Me refiero especialmente aquellas que hacen énfasis en reducir el control por parte de padres y familiares, ya que presuponen cierta supervisión profesional de aspectos como el peso y las variaciones del mismo con repercusiones directas en la salud. Una vez aclarado esto, creo que estas indicaciones pueden ser una buena forma de transmitir a padres y familiares un aspecto fundamental del cómo relacionarse con las personas con TCA.TCA jpg

 

El punto principal es no reforzar la relación a través de la enfermedad (control, decirle que coma, vigilarla, hablar de delgadez, cualquier referencia a síntomas). Las pacientes han aprendido a conseguir lo que quieren desde la enfermedad. Consiguen que otros asuman la responsabilidad de tomar decisiones vitales por ellas. Logran escapar de la autonomía para la que se ven incapaces, a la vez que aumentan su sensación de control y adquieren una identidad. Todo esto tiene un precio tan alto que parece imposible que alguien pueda pagarlo. Pero en el caso de las pacientes no se trata tanto de una decisión libre y consciente, como de la única salida que se ha configurado a su alcance en su vida y por la cual se han ido desviando de forma imperceptible para ellas y para los demás. Es su camino erróneo para escapar del miedo a vivir en su propio nombre, a tomar sus decisiones, a equivocarse. Es lo mejor que pudieron hacer, por tanto nuestra labor es ayudarles a darse cuenta de que hay otras opciones que no pudieron o supieron ver y que les permiten vivir su vida sin tener que renunciar a ella.

 

Es necesario relacionarse desde la parte sana, porque si se hace desde la enfermedad:

  • Los padres se moverán y ella no necesitará moverse.
  • Se refuerza su sintomatología otorgándole atención. La atención es un refuerzo aunque sea negativa, porque es más doloroso ser ignorado que regañado, la atención negativa también implica un vínculo, implica que le importas al otro lo bastante como para que te afecte lo que hace. Aunque aparentemente sea atención negativa en forma de enfado o riña, es atención.
  • Los enfados, broncas, órdenes, etc indican a la paciente qué afecta a los padres y le dan armas para que las use cuando quiera fastidiarles o manipularles. Las pacientes buscan su parcela de libertad y rebeldía en aquellos aspectos que más afecten a sus padres para devolverles esa rabia y hostilidad que le provocan, o de la que les culpa a ellos.
  • La paciente tiene en su interior la dualidad entre su deseo de curarse y su deseo de permanecer en la enfermedad. Cada vez que desde fuera se le presiona en el sentido de defender la necesidad de curarse, ella defiende la otra posición, la de permanecer en la enfermedad. A base de colocarse en esa posición una y otra vez, llega un momento en que identifica a los otros con la postura de curarse y a si mismas con la de no curarse.

riesgo-de-sufrir-un-trastorno-de-la-conducta-alimentaria

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Evitar relacionarse desde la enfermedad incluye:

  • No controlar la comida ni nada relacionado con ésta (importante en este aspecto, no se trata de dejar el peso y otras variables médicas sin supervisión, sino trasladar ésta de la familia al profesional).
  • No hacer comentarios sobre la delgadez o síntomas, ni críticas o insinuaciones sobre lo que come o no.
  • No tomar decisiones por la paciente, ni siquiera cuando ella lo pida (una negativa suave con una invitación a que la tome ella es mejor: “no quiero meterme en eso, decídelo tú”,”no voy a opinar de eso”). No se trata de que los padres no impongan su criterio (respetar, permitir tomar decisiones) aunque sepan que es correcto, sino que eviten imponerlo, porque ¿Quién les dice a ellos que su criterio es el correcto?. Han de permitirse plantearse que pueden estar equivocados, o que su criterio puede no ser el único correcto, o no siempre, o no para todo el mundo. [Se puede preguntar: ¿Nunca has estado segura de algo y luego era erróneo?.][Si la libertad para tomar decisiones sólo existe cuando los padres están de acuerdo con esas decisiones, eso no es libertad, es una farsa.]
  • No relacionarse con otras personas a través de la enfermedad, por ejemplo no hablar con otros familiares, vecinos o conocidos sobre el tema. Si preguntan, en un primer momento se puede rechazar amablemente (“preferiría no hablar de eso”), si insisten mencionar la razón (“los psicólogos me han dicho que hablar de ello es perjudicial para su mejoría, por eso no voy a hacerlo”), si aún insisten, claramente no les preocupa la salud de la paciente y lo mejor es no tener relación con esa persona o señalárselo explícitamente (“Acabo de explicarte que hablar de ello le perjudica, ¿quieres eso?”). La paciente no puede reducirse a una enfermedad porque en ese caso estaremos reforzando que la enfermedad sea su identidad.
  • No criticar cómo hace las cosas, reforzar que tome sus decisiones aunque se equivoque. Lo importante es que se comprometa con sus propias decisiones. Es especialmente importante que no se critique lo que hace, pero también evitar caer en la condescendencia. Refuerza el esfuerzo, el haberlo hecho, no el resultado.
  • No corregirlas, aunque no esté del todo bien, no las corrijas o anulas lo bien que esté.
  • No reñir, regañar ni echar broncas: La bronca les descarga de angustia porque señala tu implicación, si tú estás implicado del todo, ellas pueden abandonarse. Además, al ser “castigadas” con la bronca ya se descargan de la culpa, “han pagado” y entonces creen que ya no hay consecuencias porque ya no hay culpa. [Sin embargo la culpa y la consecuencia son distintas, ya que puede no haber culpa y sí haber consecuencias (cuando no hay intención, por ejemplo cuando en una sacudida del metro piso a alguien accidentalmente, no soy culpable, pero el pie le duele).]
  • No dar cosas, caprichos y dinero, en su lugar dar cariño.
  • No responder a provocaciones o rebeldía: Hay que permitir a la paciente quejarse, rebelarse e incluso agredir verbalmente. Independientemente de que tenga razón o no, de que sea justo o no, la respuesta que ayuda a recorrer el camino a la salud es no hacer nada en respuesta, no entrar en la escalada. Lo que se debe hacer es ver, oír, callar, respirar y decirse “una menos que queda”. Porque es una menos que tiene acumulada de las cosas que nunca dijo, de las cosas que acumuló durante años y cuyo peso contribuye a que ahora se sienta gorda. Hay que evitar cogerla y devolvérsela luego, hay que aguantar porque de esta forma se irá descargando toda la negatividad acumulada. Todos tenemos negatividad, si no se va soltando poco a poco es cuando se acumula y termina envenenándonos, ahora las pacientes han de expulsar poco a poco su veneno estancado.

anorexia-nerviosa

Cuando no relacionarse a través de la enfermedad con el otro implica no relacionarse en absoluto, hay que ver que no estamos sabiendo transmitir aceptación incondicional, la aceptación de tratar con la paciente esté o no enferma. Por eso debe existir una relación aparte de la enfermedad, que no tenga que ver con ésta y que haga innecesaria su existencia, algo a lo que volver. Si renunciar a la enfermedad supone renunciar a la relación, seguirán enfermas. Podemos construir una relación separada de la enfermedad reforzando lo positivo, reforzando aquello que no tenga que ver con la enfermedad, reforzando la toma de decisiones, las decisiones autónomas, hablando de temas distintos a la enfermedad, haciendo juntos actividades no relacionadas con la enfermedad, etc.

 

Quiero finalizar agradeciendo a Rosa Calvo Sagardoy su paciencia, humanidad y disposición para enseñarme a entender la complejidad de las personas con TCA. Sin ella y el tiempo en que compartió conmigo su profunda sabiduría sobre éste y otros temas, esta entrada no habría sido posible.

By | 2017-09-20T10:18:25+00:00 Septiembre 2nd, 2017|Sin categoría|0 Comments

About the Author:

Leave A Comment